sábado, mayo 2
{ 8:34 p. m. }
A la derecha tienes una mesa vacia, al centro un agujero de donde salí por arte de magía para alegrarnos los días y más aún las noches. Y si miras a tu izquierda estoy sentada sobre la cama con una mano en el pecho y la otra conteniendo la sangre que brota de mi ojos.Al frente esta la puerta, tan abierta que es imposible no verla; arriba del marco estan los restos de muerdago que pusimos en Navidad, y como olvidar los besos que nos dimos a la excusa de su presencia. Atras de tí hay una pared con nuestras fotografías enmarcadas, ordenadas por fechas, pero sin ninguna diferencia más que el fondo; porque el motivo siempre fue retratar nuestro amor en besos, abrazos y sonrisas.
Y quizas la cámara nos robo la esencia, o el agujero de la mesa lo absorbió.
O que tal la mentira de la perfección en la que todos creemos, si hubiera podido tener un espejo mágico que me convirtiera en lo que tú deseabas que fuera, quitarme una a una las pecas del sol de hace años. Ayer te fuiste, hoy sigues porque no te dejo pasar la puerta, tan abierta que es imposible no verla... si me quito el corazón, el apellido, la razón, si regreso la cinta... si me dejo caer; no se cierra...
Y la puerta sigue abierta, pero ahora es para que entres y llenemos los otros tres muros que nos faltan por empapelar de fotografías... el techo, el suelo, los muebles propios.
Salí de un pequeño agujero en tu vacía mesa, para alegrarnos los días y acabarnos en las noches, salí del mismo agujero que pienso que se absorbio nuestro amor.
Y si me dices que no es cierto, que fuimos los dos... Querido, la perfección es una mentira en la que todos creemos, y destruirnos los dos hubiera sido la aniquilación perfecta...
Y la puerta sigue tan abierta que es imposible no verla.