miércoles, febrero 3
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"Tiene color y aroma el recuerdo. Es azul, como los cielos de mayo al mediodía, y huele a cosas de la vida: huele a casa, a besos, a vestido, a todo lo vulgar y a todo lo extraordinario. De pronto, en ciertas zonas del aire -de un aire que nunca se ha movido del corazón y queda ahí por los siglos- se mete por los sentidos y reconstruye todo: cuando se podía ver el rostro amado, cuando se podían tocar sus manos. Es una llama apagada, apagada como si se hubieran cerrado los ojos, como si alguien hubiera tapiado con cemento y con desesperanza todas las salidas. Es el pasado: lo que ha pasado, lo que nunca podrá ocurrir de nuevo. Por mas esfuerzos, por más voluntad, eso ha dejado de ser. Se puede escarbar la tierra con uñas y dientes buscando el peor de los abismos; se pueden abrir surcos en nuestra carne viva buscando la sangre que fue, y es tan incompleto todo, está tan vacío, sólo con uno dentro y nadie más, que el recuerdo mismo pierde toda su seguridad y se duda de toda la existencia.Estas manos, esta piel, esta voz ¿Serán las mismas que han convivido con el amor, con el amor que embriagó por tanto tiempo su vida? Ella no podía responder nada. Un beso y una palabra eran cosas tibias y puras, tan irreales que hacían olvidar el rastro de lo que puede ocurrir en la tierra...
Revueltas, José. Dios en la tierra.
6° reimpresión, México, Era, 1990, p. 75.
Las odas al recuerdo, tan difícil que es, el recuerdo, de explicar mas sin embargo lo hizo perfecto... la llama apagada, esperando la chispa para revivir, para volver a resplandecer; mientras tanto es algo que no puede ser, existe pero no es. No es tan duro y a la vez es peor; las canciones de amor, las fotografías escasas pero nítidas. Las huellas de los dedos en mi sangrante labio, no es tan duro pero yo me encargo de que lo sea; el árbol, la falta de luz y la madrugada que abrazaba tu paso andante solitario y titubeante. ¿Recuerdas la luna? Las marcas de tu cuello al sol.
Sedienta es la travesía por el recuerdo, por la reintegración. No hay un oasis, ni siquiera un espejismo que motive al alma a seguir. No importa.
♪ Minor heaven - Tarja Turunen